Tajouj
por Gadalla Gubara
Sudán, 1977
programa:
El cine después de la liberación
sobre la película
Considerado el primer largometraje de producción sudanesa, Tajouj se presta al género épico, ya que es una adaptación de un cuento popular sudanés sobre los valores del heroísmo, la valentía y el amor. La historia plantea cuestiones sobre la lealtad, la traición y las difíciles decisiones a las que se enfrentan sus protagonistas en los contextos de sus sociedades y las dinámicas de poder que las rodean.
Tajouj es una apasionada historia de amor del siglo XIX entre su bella heroína homónima Tajouj, interpretada por la actriz Majda Hamadnalla, y su primo Al Mahalaq, el valiente caballero y poeta cantor.
La película teje sus hilos con dolor para crear un tapiz cargado de melodrama, un elemento característico de la película expresado con fuerza a través de la técnica de Gubara.
En términos de categoría, Tajouj puede considerarse inequívocamente una película comercial. Cumple los pilares del cine comercial, desde su naturaleza sonora y rítmica como adaptación de un cuento popular, hasta las decisiones de casting del cantante Salah ibn Al Badia (1937-2019) como el apuesto héroe de voz conmovedora, y la sensación generacional Majda Hamadnalla como su heroína.
La película se rodó en la región oriental de Sudán, con sus terrenos accidentados, sus montañas ásperas y sus extensiones de arena ardiente. Es ese mismo este sudanés el que sigue sufriendo una feroz alienación y marginación en el movimiento de la historia. El desierto oriental es -a día de hoy- pasado por alto por la perezosa visión del desarrollo de la capital y centro, Jartum.
A pesar de los elementos comerciales de la película de Gubara, también es una obra que encierra un conjunto de coordenadas relacionadas con cuestiones de "identidad sudanesa". La película se basa en una historia que se asemeja y dialoga con las de tradición árabe en la península arábiga, como el relato épico de Majnun Layla. Según la narración histórica, los protagonistas de la historia tienen orígenes inmigrantes del este del Mar Rojo, en Yemen, por lo que la película tiene una abrumadora tipificación de valores y moral propios de esa región. Sin embargo, todo ello se desarrolla en un entorno africano, no sólo en su geografía, sino también en la moda y las joyas que adornan los cuerpos de hombres y mujeres, así como en los rituales de magia que afectan a la trayectoria de la película y reorientan su dirección argumental.
Por otro lado, al contemplar Tajouj, percibimos una obra de arte que transgrede las fronteras políticamente construidas. ¿Hemos mencionado las fronteras coloniales? Nos encontramos en el este de Sudán, escenario central de la película, donde las tribus sudanesas shukriya se entremezclan con los Bani Amer, emparentados genéticamente con Etiopía, todo ello combinado con los orígenes yemeníes de los protagonistas.
Es una geografía rebosante de interacción étnica y ausencia de fronteras trazadas por la política y el alambre de espino. No hay fronteras que delimiten, categoricen o restrinjan el flujo de movimientos humanos.
Es el mundo anterior a la cartografía colonial.
Un mundo de profunda amalgama humana.
Cuando observamos Tajouj, vemos una fórmula de integración cultural y humana, y diferentes formas de apertura y fusión. También vemos tradiciones locales que valoran las migraciones y la mezcla de diferentes culturas, y la capacidad de estas culturas para construir una base social común, fortaleciendo aún más lo que podemos llamar cultura humana universal.
Quizás sea entonces útil poder ver una película como Tajouj abiertamente y en todo el mundo. Es una obra que reintroduce a los espectadores sudaneses en una parte de sí mismos, y también puede ofrecer a su público mundial una parte de la imagen desconocida de Sudán, una imagen marginada en los contextos de la "historia oficial del mundo".
Volviendo a Gadalla Gubara, es importante señalar la ambición de este artista visionario nacido en 1920 por desarrollar el cine sudanés. Se dedicó a ello, dejando su prestigioso puesto en el gobierno para crear Studio Gad, el primer estudio cinematográfico de Sudán donde produjo Tajouj así como un grupo de otras obras como Baraka Alsheikh y Al Bo'asaa (Los Miserables). Todo ello tras un periplo educativo a lo largo del cual estudió cine y dirección cinematográfica en Chipre, El Cairo y Estados Unidos.
Contribuyó entonces en gran medida a la presencia de películas sudanesas en festivales internacionales, y a la formación del festival de cine FESPACO, que finalmente lo ha celebrado este año como invitado de honor in memoriam en su edición de 2021.
Con todas las diversas transformaciones políticas, culturales y económicas que han barrido Sudán, Gubara sigue siendo un desconocido en su país. Todos estos cambios han repercutido negativamente en la acumulación necesaria para la construcción del cine sudanés y para revitalizarlo. Sin embargo, hoy leemos la historia del cine sudanés como un apasionado relato romántico o folclórico, como el de Tajouj: una historia llena de heroísmo y esperanza.
premios y festivales
La película ganó la Estatua de Nefertiti en el Festival Internacional de Cine de El Cairo en 1982.
También ganó premios en los festivales de cine de Alejandría, Uagadugú, Teherán, Addis Abeba, Berlín, Moscú, Cannes y Cartago.
sobre el autor de este texto
Talal Afifi es un reputado comisario y productor de cine sudanés, además de director y fundador de Sudan Film Factory (SFF) y presidente del Festival de Cine Independiente de Sudán (SIFF).
Como profesional influyente dentro de la cultura cinematográfica y la industria del cine en África y el mundo árabe, Afifi contribuyó a producir más de 40 películas de distintos géneros que se han hecho un hueco en la escena regional e internacional.
El texto fue traducido del árabe por Nada Nabil.